jueves, 29 de julio de 2010

Comentemos dos cosas: toros y cuentos de hadas

En esta ocasión podría tratar muchos temas, como por ejemplo la prohibición por parte del parlamento catalán de las corridas de toros en la comunidad. Llevo un par de días pensando ¿todos los parlamentarios que han votado a favor de la prohibición practican la defensa de los animales?, ojalá que ninguno de ellos le guste cazar, ¡sería el colmo!. Pero pensemos en detalles más pequeños, esos mismos que votan a favor ¿ayudan a las perreras saturadas de animales abandonados?, ¿persiguen a los participantes de las peleas de gallos?, ¿señalan a aquellos que roban galgos?...

Señores y señoras, ¿por qué han votado a favor de prohibir las corridas de toros?, ¿seguro que es en defensa de los animales?. Ahí dejo la pregunta.

Pero no es de lo que quiero escribir principalmente en este post. Hoy quiero tratar el tema de los cuentos de hadas.

Desde niñas nos gustan las princesas y soñamos ser una de ellas, encontrar a nuestro príncipe azul y vivir felices para siempre. Creces y te das cuenta que nada es tan fácil como pensabas, que muchos "príncipes" resultan ser sapos. Pero hay algunas mujeres que necesitan creer en ese supuesto príncipe y no ven ciertos detalles.

Hoy he presenciado una escena que no me ha gustado nada. Una de mis amigas estuvo saliendo con un chico del que se encariñó mucho, pero al final la historia no funcionó según dijo él. Ella intenta aceptar que ahora sólo son amigos, pero en el fondo mantiene la esperanza de volver con él. Hasta ahí es una historia como otra cualquiera. Pero hay cosas que no se pueden tolerar.

Estábamos en la piscina y él quería tirarla a ella al agua. La ha agarrado del brazo y con la otra mano del pelo, tirando de él hasta que ha conseguido su objetivo. Entiendo la broma, la gracieta, pero un hombre nunca debería agarrar así a una mujer. Lo malo es que cuando se lo hemos mencionado un par de personas a nuestra amiga ella le ha medio justificado.

Estas actitudes me ponen nerviosa. No se puede ni debe justificar un acto así. Lo ha hecho porque había sido ese chico, si llega a ser otra persona estoy convencida de que le hubiese gritado y se hubiese enfadado; pero como era su "príncipe"... lo permite. ¡Vaya modales más elegantes que tienen el muchacho!.

Sólo pido un poco de coherencia, por mucho que sea él o no sea, hay actitudes que no se pueden pasar por alto. Puede que alguien me llame alarmista o exagerada, pero es mi forma de verlo. Si queremos ser princesas nos tienen que tratar como tales.

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