miércoles, 22 de septiembre de 2010
El circo
Hace muchos años fui al circo una tarde de verano que estaba en Santander y eran las fiestas. No tengo casi recuerdos porque era muy pequeña y de lo que me acuerdo es de que había serpientes que me horrorizaron y un número con caniches que saltaban un aro. Y desde entonces no había vuelto a pisar una carpa y cuando en mi casa decían que si me apuntaba a ir siempre decía que no. Hasta este domingo pasado...
¡Qué entretenido es!, las actuaciones son seguidísimas, no hay descansos entre ellas, un ritmo muy bueno que te mantiene atento constantemente. Había de todo: payasos, equilibristas, trapecistas, animales... Muy variado y entretenido. Disfruté como una niña pequeña, como si fuese la primera vez que viviese la experiencia.
La vida cirquense debe ser dura, pero los aplausos del público deben de merecer la pena. Los artistas que participan en el show son buenísimos, hacen cosas increíbles que a niños y mayores dejan con la boca abierta.
Tengo claro que volveré algún día porque ahora si que tengo buenos y bonitos recuerdos.
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