Un día normal suena el teléfono, es tu hija que entre lloros te dice que en la casa de al lado se oyen gritos y golpes.
Pasa una semana, estás durmiendo y te despiertan unos gritos, miras el reloj, las 5:30 de la madrugada. Otra vez esos gritos, insultos y golpes en la casa de los vecinos.
Esos vecinos llegaron hace un mes, una madre y una hija de 15 años. Personas normales, pensaste.
Esa misma noche cuando consigues volver a dormir, a las dos horas vuelven los gritos y los golpes…
Cuando sales a la calle para ir a trabajar te encuentras con la hija, tiene el labio partido y cuando le preguntas que si está bien baja la mirada y no responde. Le preguntas que si tiene padre y te cuentan que sus padres están separados y se va sin levantar la mirada del suelo.
Esos vecinos llegaron hace un mes, una madre y una hija de 15 años. Personas normales, pensaste.
Esa misma noche cuando consigues volver a dormir, a las dos horas vuelven los gritos y los golpes…
Cuando sales a la calle para ir a trabajar te encuentras con la hija, tiene el labio partido y cuando le preguntas que si está bien baja la mirada y no responde. Le preguntas que si tiene padre y te cuentan que sus padres están separados y se va sin levantar la mirada del suelo.
¿Qué se le pasará por la cabeza para maltratar así a su propia hija?, esa hija que llevó en el vientre, esa persona que es parte de ella... No se su nombre, llamemosle M. sal de tu mundo de pesadilla, vive y acaba con el dolor. No te lo mereces. Ni tú ni nadie.
Por que ésto también pasará... ¿no?
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