Un día de tormenta

Llevaba lloviendo toda la mañana, las nubes amenazaban tormenta desde hace días, y por fin, hoy había empezado a llover.
Llegué empapada a casa a pesar de llevar paraguas; el viento que se había levantado hacía que el paraguas se moviese de un lado a otro, dejando mi cuerpo al descubierto de modo que la lluvia me mojaba entera.
Cuando entré en el piso me encontré con más paraguas húmedos que estaban abiertos para secarse, así que como el mio no cabía en la galería, decidí quitarle el agua para poder guardarlo. Una vez en el cuarto de baño, enchufé el secador y en ese momento saltó una chispa, mientras secaba el paraguas empecé a imaginar qué pasaría si ese chispa hubiese producido un cortocircuito y se iniciase fueto en la casa...

En el momento que comienta el fuego en una casa solemos coger algo antes de salir a la calle, sólo tenemos unos segundos para llevarnos algo, así que no podemos pensarlo mucho. La mayoría de la gente opta por alcanzar todo el dinero que tenga a mano, ¿es lógica esta reacción?, creo que demuestra lo materiales que somos las personas. Normalmente los individuos tienen una cuenta corriente donde guardan los ahorros, así que no haría falta coger ese dinero. Ni la cartera con los documentos, aunque bueno, eso quizás yo si que lo sacaría de la casa para luego no tener que renovarlo todo.
Hay personas que intentan demostrar a la sociedad que son de una determinada manera, pero en situaciones límite se demuestra cómo es cada uno. Muchos de aquellos que se hacen pasar por valientes son los primeros en abandonar una casa en llamas sin mirar atrás. En cambio, muchas personas son capaces de vencer sus miedos y actuar de una manera que ellos mismos nunca hubiesen imaginado, como por ejemplo avisando a los vecinos del fuego y/o ayudándoles a salir del edificio. Ésto nos hace pensar que nunca debemos fiarnos de las apariencias de las personas, y por eso se equivoca en muchas ocasiones. Debería esperar a conocer a un individuo, a ser posible de manera profunda, para poder descubrir cómo es verdaderamente.
En el caso de que haya familiares, siempre se va a ayudarlos, lo hacemos de manera innata.
Esta mañana mis padres me habían contado que una noche, en el edificio que vivían hubo un incendio. Lo primero que hicieron fue coger a una hija cada una, envolverla en una manta y bajar a la calle. Allí se encontraron que los vecinos se habían cambiado de ropa y que eran los únicos que estaban en pijama. Muchas mujeres llevaban el joyero en la mano y los hombres algunos documentos. Si empieza un incendio, ¿cómo es posible que pienses en cambiarte de ropa?.

El paraguas llevaba seco unos cuantos minutos que en mi mente se hacían segundos, pero seguía metida en qué pasaría en caso de incendio, ¿qué cogería yo?. Supongo que si fuese hoy mismo tomaría un abrigo para no pasar frio en la calle. Pero a parte de eso, ¿me llevaría algo más?. Analizaba mi habitación de arriba a abajo para visualizar mis "tesoros", cuáles eran los más dignos para ser rescatados. Las fotos, esas me las llevaría seguro, no hay manera de recuperar esos documentos gráficos, momentos irrepetibles que deseas guardar y poder enseñar.
Empecé a imaginar que , como vivo en un primero, tiraría la ropa por la ventana a fin de poder salvar más cosas, pero me descubro frente al espejo con cara de idiota por pensar así, ¿a quien se le ocurre algo semejanta?. La ropa es algo totalmente sustituible.
Así que intenté averiguar qué era insustituible en mi casa, y me di cuenta que prácticamente todo lo que tengo son cosas materiales que con el tiempo o te cansas de ellas o se hacen viejs y ya no sirven.

Qué importancia le damos a todo lo material que tenemos, pero eso no nos engrandece como personas. Uno es rico, no materialmente, cuando es capaz de salir de casa por una emergencia sin llevarse nada materia.